¿Eres tú o estás programado?
En este tema hablamos sobre si te estás nutriendo óptimamente,
pero no de frutas y verduras. No sólo
eres lo que comes, también eres lo que escuchas y ves.
Así es, no está por demás decir que nuestro físico revela
nuestra forma de alimentarnos a través de un peso corporal adecuado de acuerdo
a nuestra estatura y complexión, así como nuestro estado de salud.
Pero, ¿qué decir de lo que te nutres a diario por medio
de la vista y el oído? De tal forma como la comida tiene un efecto inmediato y
a largo plazo en tu cuerpo, de ésta misma forma lo tiene aquello de lo que se
alimentan tus oídos y ojos.
Consideremos lo siguiente:
Cuando un recién nacido llega a la familia éste es
educado y condicionado por su entorno, cultura y tutores. Niño que crece escuchando cierto tipo de música, que sus
padre lo llevan a asambleas de su religión, que cree que su equipo de fútbol es
el mejor sólo porque su papá le inculca su pasión por este equipo. Se hace fan de un género cinematográfico que
impera en su década por moda, que escucha en los medios noticiosos y programas sólo
un manejo de información imperante, dominante y limitada… etc. No hace falta ser adivino para darse una
idea de la personalidad y expectativa social de éste futuro adulto.
“La
repetición de acciones, generan hábitos y los hábitos forjan el carácter”.
Lo que lees, lo que escuchas… es de lo que hablas. ¿Cuáles son repetidamente tus temas de
conversación, qué expresas a diario? (La música que escuchamos tiene un impacto
en nuestro estado emocional - la
musicoterapia es otro tema que hablaremos más adelante). Eres lo que hablas, y lo que dices tiene
poder – lo repito ¡tus palabras tienen poder y lo tienen en ti, en tu prójimo y
tu ambiente!, de ti depende si lo que dices es positivo o negativo.
Es importante destacar y recalcar que la repetición de un mensaje programa al ser
humano. Programa su forma de pensar, de decir y de actuar.
Y qué decir de lo que vemos. Una bella imagen nos deja estupefactos, nos
deja perplejos y nos envuelve en un sentimiento beneplácito. Pues de la misma forma lo hacen las imágenes de
violencia, de accidentes, desamparantes, etc., inclusive pueden generar un gran
trauma en el receptor. Imágenes que quedan implantadas en nuestra memoria
guardadas en algún lugar de nuestro cerebro.
El recordar frecuentemente una imagen genera un sentimiento y éste se
proyecta en tu entorno y en ti.
El consumir contenido negativo por medio del oído y de la
vista nos lleva a un resultado negativo, también se obtiene una deducción poco satisfactoria al consumir contenido limitado y deficiente.
Es importante ser más críticos y menos conformistas con
lo que consumimos visualmente y lo que escuchamos en nuestra vida cotidiana. Pregúntate: ¿qué me está ofreciendo a diario
la televisión, radio, prensa, medios sociales, internet?, ¿qué mensaje es repetitivo
y por qué?; ¿quién controla y produce el contenido e información?, ¿estás
casado con un sistema de creencias?; ¿qué me aporta éste contenido?
Y recuerda... la
repetición de un mensaje genera una programación.
Con Sentido Humano
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